UN POCO de historia

La historia de la danza académica en el Paraguay forma parte de nuestra historia reciente. El arte de la danza en Paraguay, es joven. Empezó a instalarse a mediados de los años 30 con las primeras maestras alemanas, Doris Dorée (llegada en 1936) y Erika Millée (arriba a Asunción en 1939), maestras modernas, herederas de Mary Wigman y Kurt Joss respectivamente, que llegaron al Paraguay en su huida de una Europa amenazada por el antisemitismo, la persecución por razones de credo, ideología y pensamiento; y la misma guerra.

Más adelante, el clásico se impondría de la mano de dos maestras rusas: Natalia Ern, quien vive en Paraguay desde 1928 y abre su Academia de danzas en 1940; y Agripina Voitenco, quien reside en Asunción desde 1952 hasta 1965. Ambas llegan a esta región del mundo, también huyendo de otra guerra, la que dió como resultado la Revolución Rusa con su largo y complejo proceso, empujándolas a un largo exilio que las lleva por Asia y Europa antes de recalar en Paraguay.

En plena post-guerra mundial, en 1948 arriba a Asunción la maestra Gemma Frangioni, desde Italia. De acuerdo a la memoria de quienes fueron sus alumnos, esta bailarina italiana introduce la escuela Cechetti. Funda en 1959 el departamento de Danza de la Escuela de Bellas Artes, la cual quedaría a cargo de Voitenco en los inicios de los años 60.

Alumnas de Erika Millée,1947

En medio de los años de la dictadura (1954-1989) surgieron las primeras compañías oficiales - El Ballet Moderno Municipal fundado por María Retivoff en 1971, y el Ballet Clásico Municipal fundado por Natalia Ern en 1972- los que se fusionan en un solo cuerpo en 1972, bajo la dirección de Teresa Capurro, con el nombre que lleva hasta hoy, el de Ballet Clásico y Moderno Municipal. Esta compañía fue por casi veinte años la única compañía estable.


En los años 70 y 80, se da el Auge Clásico, marcado por una economía financiera creciente, producto del movimiento generado por la mega-obra de la represa hidroeléctrica binacional Itaipú (Paraguay-Brasil). Grandes puestas de repertorio clásico, convenios con el Teatro Colón, iniciativas privadas, colaboraciones internacionales y espectáculos inolvidables.


Las generaciones siguientes a las precursoras, con nuevas energías removieron todo, fundaron otras compañías, viajaron, promovieron intercambios. Nuevos aires y desafíos invadieron la escena. En ese tiempo descollaron algunos nombres: María Retivoff, Teresa Capurro, Miguel Bonnin, Elizabeth Laurent, Nydia Neumayer, entre otros.

El Ballet Teatro Producciones, iniciativa privada de los hermanos Bonnin, presentó entonces Romeo y Julieta (1983), El Lago de los Cisnes (1984), Don Quijote (1985), dirigidos por Tala Ern de Retivoff, y el Ballet Municipal puso en escena Cascanueces (1984) y Petroushka (1985) dirigidos por Elizabeth Laurent; entre otros.

Maria Retivoff. Fundadora del Ballet Moderno Municipal. 1971

Teresa Capurro y Miguel Bonnin.

Romeo y Julieta

Ballet Teatro Producciones

1983

Un grupo autogestionado de promotores del Ballet, el Grupo de Apoyo al Ballet, produce la puesta de Coppelia (1982) con la dirección y en el rol protagónico de Nydia Neumayer, junto con las bailarinas Eliana Rodas y Edith González; y la participación especial del primer bailarín del Teatro Colón, Alejandro Totto.

Otras compañías o iniciativas se generaron en la misma época: Teresa Capurro presenta su Compañía de Ballet de Cámara en los inicios de los 80; Temps de Danse Ballet de Miguel Florenciañez comienza en 1984, y la Compañía Paraguaya de Ballet COPABA, creada por un grupo de bailarinas surge en 1985, y muy pronto se asienta con la creación de la Fundación ProBallet en 1986, con propuestas innovadoras y con una visión hacia el desarrollo de un lenguaje contemporáneo paraguayo.

Los años finales de la dictadura de Alfredo Stroessner, la decadencia de aquel sistema ya caducado en un mundo de nuevos paradigmas y con la Guerra Fría superada, marcaron nuevos movimientos en el arte. La danza también respondió a esta demanda de su tiempo. El movimiento de protesta y resistencia a la dictadura se multiplicaba en la comunidad intelectual y creadora, así como en los movimientos sociales y políticos.



Compañía Paraguaya de Ballet y la Fundación Pro-Ballet, Arte Vivo y otras expresiones artísticas conformaron movimientos que marcaron la identidad de una generación por su nivel de compromiso y de búsqueda de nuevos patrones para el arte y para la vida. Ellos marcan el fin de una época para el Paraguay, y los inicios de un tiempo nuevo.

Un tercer movimiento nos acerca a los años 90, los años de búsqueda: perdido el enemigo, muchos desatinaron el sentido del sendero que debían seguir. Comenzar a buscar y a ver otros conflictos, otras problemáticas, reacomodar el engranaje, entender que la vida no era solo resistir. La esperada democracia, trajo libertades civiles sin desarrollo económico y sin justicia.

Innumerables problemas sociales reprimidos por el sistema dictatorial, surgieron a reclamar soluciones. Nuevos líderes y nuevas formas de hacer las cosas. Para los bailarines significó buscar nuevos formulamientos a nivel institucional, y superar el aislamiento, salir del ombligo a ver en qué estaba el mundo. Y también pensar; nosotros qué tenemos para decir al mundo?

En los 90, con la incipiente democracia, la danza buscó su razón de ser y su identidad. La búsqueda de un lenguaje contemporáneo y a la vez propio, remitió necesariamente a desandar hacia caminos soñados cuarenta años atrás por las precursoras.

Surgen entonces varias iniciativas y compañías, muestras, encuentros y festivales de danza clásica y contemporánea, dándole a la escena local, diversidad e innovación. La Compañía Paraguaya de Ballet y la Fundación Pro-Ballet en sinergia con estamentos del estado dan nacimiento en 1992 al Ballet Nacional del Paraguay, compañía enfocada en la creación y puesta de obras contemporáneas y neoclásicas con la visión de darle cuerpo a un decir propio, el de Paraguay.

Estos movimientos marcan una década plena de contradicciones, diáspora, y recuperaciones.


Foto Ballet Nacional del Paraguay

Profundo Resplandor - Patricia Carey 1992